TEOLOGÍA
ESPIRITUAL
Me ha resultado
de gran bendición espiritual esta materia así como el material de Teología
Espiritual asignado. El conocimiento de las verdades espirituales de nuestra
Iglesia enriquece nuestra esencia como cristianos y aclara nuestro caminar. Nos
da signos y nos revela verdades que amplían nuestros corazones hacia el
entendimiento divino y al conocimiento de nuestra realidad trascendental,
nuestra unión con Dios.
Como no
agradecer desde lo profundo del alma a Mi Señor por permitirme hacer parte de
Su Iglesia, la cual con Sus errores, limitaciones, torpezas y pecados por
nuestra vulnerabilidad humana posee el gran tesoro inmensurable de Su gracia
que redime y salvífica el hombre.
A continuación
presentaré una síntesis de lo que conforma la teología espiritual comprendida
desde nuestra Iglesia Católica.
La teología
espiritual es la parte de la teología que indaga sobre la acción del Espíritu
Santo en la vida de los cristianos, ella estudia el dinamismo de la vida sobrenatural
cristiana llevando al hombre a conocerse interiormente y a enfocarse en aquella
parte de su ser llamada espíritu la cual está directamente en relación con lo
divino y en la obra transcendental de Dios para con el hombre. Como no resaltar
la importancia que revela la espiritualidad en nuestra esencia de cristianos ya
que ella envuelve nuestra realidad integral y nuestra fe en su totalidad. La
espiritualidad nos permite acercarnos a Dios, comprenderlo desde Su esencia y
así llegar a comprendernos a nosotros mismos y por ende poder relacionarnos con
los demás desde el conocimiento integral de nuestra existencia y realidad
cristiana como seres formados por Dios. Ese conocimiento sublime e
imprescindible en todo cristiano nos
permite conocer nuestro objetivo en la vida, conocer nuestro llamado y nuestro
hogar y desarrollarnos de manera eficaz.
De aquí la
importancia de conocimiento de las verdades intrínsecas reveladas en la Palabra
de Dios y en los fundamentos ya afirmados en la Iglesia a lo largo de todos sus
años gracias a la lucha y disposición de los santos. La ignorancia espiritual
nos impide acercarnos y descubrir la belleza de lo divino, acostumbrados a lo
normal y vil, o a religiones formadas y sin espíritu, se resalta la importancia
que la realidad del Espíritu Santo esté siempre presente en nuestra realidad de
Iglesia, para que ninguna de sus articulaciones caiga en lo convencional y
meramente formado y para que cada uno de los creyentes pueda desarrollarse
motivado por el Espíritu Santo hasta alcanzar el plan perfecto que Dios tiene
en cada existencia y en cada ser humano.
La santidad puede ser
desarrollada desde varias matices dentro de la iglesia, esta puede ser en lo
religioso o laico dependiendo del llamado particular de cada ser y adentrándose
hasta en la sencilla vida familiar, lo importante es reconocer el llamado
particular que cada uno posee en su interior y en su existir como persona. Por lo tanto la
acción del Espíritu Santo no puede ser limitada a un grupo o a una modalidad o
forma de actuar, ella es múltiple, y el aceptarla enriquece y embellece la iglesia en
su totalidad.
Es necesario dejar la doctrina
falsa y mediocre meramente teórica que no profundiza en la realidad meramente
intrínseca que es pura, salvífica y eficaz, por lo tanto se puede decir que la
religión verdadera es aquella que en su práctica santifica al que la practica
haciéndolo mensajero real y autentico de un cambio y un signo visible de redención. Aquella
religión que no esclaviza sino libera, la que no encadena sino brinda
liberación.
Como cristiano debemos reconocer
el rol primordial y de gran relevancia de la iglesia en el mundo, ella ha sido
desde los primeros tiempos precursor del equilibrio mundial y continua
siéndolo, ella cambia la historia y marca su rumbo, de allí que los cristianos
venimos siendo mensajeros de gran importancia en la sociedad. Precursores de
cambios y de acciones significativas de toda índole que permiten un avance
positivo y el desarrollo integral del ser humano. “La religión ha desempeñado
un papel estratégico en la empresa humana de construir el universo y de
mantener y legitimar el orden humano".
La espiritualidad y nuestro
conocimiento de cristianos nos permite ocupar el lugar que nos pertenece dentro
de nuestra iglesia, reconocernos hijos de Dios, hermanos de Cristo y miembro de
una familia de creyentes que compartimos y vivimos enfocado y abrazados por las
mismas leyes de amor. El amor divino nos une como hermanos a toda la familia de
creyentes presente en la Iglesia y nos da un propósito y un lugar donde
desarrollar nuestra misión y propósito.
“La Fraternidad real potencia la
solidaridad”. Al estar plenamente unidos como iglesia somos capaces de solidarizarnos
con los otros miembros del Cuerpo de Cristo y crear unidad y ayuda mutua. La
filiación conlleva un compromiso fraterno; y el compromiso fraterno descansa en
la filiación. Si somos Uno con Cristo y con El Padre llegaremos a ser Uno entre
toda la iglesia de creyentes, que es el pleno querer de Dios. El de Ser “Uno
para que el mundo crea”: (Juan 17: 21). De aquí la importancia de vivir
plenamente en Cristo para así poder cumplir con Sus propósitos y alcanzar la
plenitud de nuestra existencia y poder vivir plena comunión en la iglesia.
Un pleno y más profundo
conocimiento de la iglesia nos lleva cada vez más a la profundización de
nuestra esencia y realidad, y a amar a la Iglesia aún con Sus imperfecciones
porque en ella encontramos al CREADOR y PADRE de nuestras vidas, nos lleva a un
proceso real y autentico de entrega y compromiso, a abandonar nuestras
imperfecciones a lanzarnos a amar lo que
Dios nos ha llamado a amar, que es Su
Iglesia , de aquí la importancia del compromiso de todos los creyentes con
nuestra Iglesia Católica, y con cada uno de sus miembros y de aquellos que les
toca estar jerarquízalas, ella es fruto del Espíritu Santo y de esa concepción
nace nuestro aprecio, autentico compromiso como cristianos y muestras acciones
de entrega y lealtad a un llamado sublime que Dios nos realiza a todos Sus
hijos en este tercer milenio y a comprometernos con su Iglesia, unirnos, amarla,
respetarla y velar por ella, para poder así cumplir con su rol de evangelizador
en el mundo, lo cual es su principal objetivo. El conocimiento de Dios no
nos aleja del mundo, más bien nos lleva
hacia él parea amarlo, y brindarle salvación y vida con la eficacia de la
palabra de Dios.
Espiritualidad de:
San Francisco de Asís
“Bienaventurados los mansos
porque ellos recibirán la tierra por heredad”
(San Mateo 5:5)
Este santo nacido en el 1200 es uno de los
más importantes y “revolucionarios” hombres de nuestra iglesia aún cuando su
mensaje y doctrina fue caracterizada por una sencillez y mansedumbre
extraordinarias.
Nació en la ciudad de Asís (Italia), sus
padres fueron Pietro Di Bernardone, el cual era un rico comerciante y Pica de
Provenza una mujer francés de buen gusto y de fe la cual influyó mucho en la
vida de Francisco.
Desde
joven su padre quiso que fuera comerciante pero luego de una grave enfermedad
de la cual salió a raíz de su participación en la guerra comenzó a ver las
cosas de una manera diferente:
“Tenía
la impresión de que antes nada había visto pero ahora lo veía todo: el sol, la
luna, la tierra, los riachuelos, las flores, me hablaban, las sentía cercanas,
las amaba y me conmovían. Todo me parecía nuevo y la luz que entraba en mis
ojos se transformaba en gozo dentro de mi corazón, surgió entonces en mí la
necesidad de decir: Gracias”
(del libro “Yo, Francisco”, de Carlo Carretto, 1980)
San Francisco fue llamado por Dios a
descubrir el secreto de Su Amor oculto en la belleza de Su creación, en la
sencillez y la pobreza.
Fueron los pobres presentes en los lugares
marginados de Italia los que ayudaron a que Francisco reflexionaran y abriera
su corazón y su vida a una nueva verdad, oculta hasta entonces a sus ojos por
su vivencia burgués y refinada y oculta en ese entonces a los ojos de la
Iglesia Católica que se hallaba enmarañada en un mascara de riqueza y presunción.
San Francisco en su sencillez reformó el
concepto que vivía la Iglesia y manifestó el mensaje divino de Amor por lo
sencillo, lo puro y por los pobres de Espíritu desechados en aquel tiempo por
la Iglesia.
Su Amor por la Creación divina lo llevó a ver
a Dios presente en cada uno de los entes de Su creación llegando a considerar
hermanos todos aquellos que habían sido creados por Dios: El Sol La Luna, Los
Animales, Las Plantas, y cada uno de los seres humanos. Fue declarado así el Hermano Universal.
Su
Humildad y sencillez al presentarse ante la Alta Curia Romana causaron gran
asombro, revuelo y renovación en la Iglesia por lo que nunca causó ningún tipo
de separación o ruptura dentro de la Iglesia sino que la ayudó a renovarse y
fortalecerse en los frutos divinos del espíritu Santo.
El es vivo ejemplo de un mensaje de Amor y
docilidad, de fidelidad y de lealtad a Dios y a la Iglesia que manifestado con
la fuerza del Espíritu Santo logró renovar la iglesia entera.
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