jueves, 14 de junio de 2012

Teología Espiritual



TEOLOGÍA ESPIRITUAL

Me ha resultado de gran bendición espiritual esta materia así como el material de Teología Espiritual asignado. El conocimiento de las verdades espirituales de nuestra Iglesia enriquece nuestra esencia como cristianos y aclara nuestro caminar. Nos da signos y nos revela verdades que amplían nuestros corazones hacia el entendimiento divino y al conocimiento de nuestra realidad trascendental, nuestra unión con Dios.
Como no agradecer desde lo profundo del alma a Mi Señor por permitirme hacer parte de Su Iglesia, la cual con Sus errores, limitaciones, torpezas y pecados por nuestra vulnerabilidad humana posee el gran tesoro inmensurable de Su gracia que redime y salvífica el hombre.
A continuación presentaré una síntesis de lo que conforma la teología espiritual comprendida desde nuestra Iglesia Católica.
La teología espiritual es la parte de la teología que indaga sobre la acción del Espíritu Santo en la vida de los cristianos, ella estudia el dinamismo de la vida sobrenatural cristiana llevando al hombre a conocerse interiormente y a enfocarse en aquella parte de su ser llamada espíritu la cual está directamente en relación con lo divino y en la obra transcendental de Dios para con el hombre. Como no resaltar la importancia que revela la espiritualidad en nuestra esencia de cristianos ya que ella envuelve nuestra realidad integral y nuestra fe en su totalidad. La espiritualidad nos permite acercarnos a Dios, comprenderlo desde Su esencia y así llegar a comprendernos a nosotros mismos y por ende poder relacionarnos con los demás desde el conocimiento integral de nuestra existencia y realidad cristiana como seres formados por Dios. Ese conocimiento sublime e imprescindible en todo cristiano  nos permite conocer nuestro objetivo en la vida, conocer nuestro llamado y nuestro hogar y desarrollarnos de manera eficaz.
De aquí la importancia de conocimiento de las verdades intrínsecas reveladas en la Palabra de Dios y en los fundamentos ya afirmados en la Iglesia a lo largo de todos sus años gracias a la lucha y disposición de los santos. La ignorancia espiritual nos impide acercarnos y descubrir la belleza de lo divino, acostumbrados a lo normal y vil, o a religiones formadas y sin espíritu, se resalta la importancia que la realidad del Espíritu Santo esté siempre presente en nuestra realidad de Iglesia, para que ninguna de sus articulaciones caiga en lo convencional y meramente formado y para que cada uno de los creyentes pueda desarrollarse motivado por el Espíritu Santo hasta alcanzar el plan perfecto que Dios tiene en cada existencia y en cada ser humano.
La santidad puede ser desarrollada desde varias matices dentro de la iglesia, esta puede ser en lo religioso o laico dependiendo del llamado particular de cada ser y adentrándose hasta en la sencilla vida familiar, lo importante es reconocer el llamado particular que cada uno posee en su interior y en  su existir como persona. Por lo tanto la acción del Espíritu Santo no puede ser limitada a un grupo o a una modalidad o forma de actuar, ella es múltiple, y el  aceptarla enriquece y embellece la iglesia en su totalidad.
Es necesario dejar la doctrina falsa y mediocre meramente teórica que no profundiza en la realidad meramente intrínseca que es pura, salvífica y eficaz, por lo tanto se puede decir que la religión verdadera es aquella que en su práctica santifica al que la practica haciéndolo mensajero real y autentico de un cambio  y un signo visible de redención. Aquella religión que no esclaviza sino libera, la que no encadena sino brinda liberación.
Como cristiano debemos reconocer el rol primordial y de gran relevancia de la iglesia en el mundo, ella ha sido desde los primeros tiempos precursor del equilibrio mundial y continua siéndolo, ella cambia la historia y marca su rumbo, de allí que los cristianos venimos siendo mensajeros de gran importancia en la sociedad. Precursores de cambios y de acciones significativas de toda índole que permiten un avance positivo y el desarrollo integral del ser humano. “La religión ha desempeñado un papel estratégico en la empresa humana de construir el universo y de mantener y legitimar el orden humano".
La espiritualidad y nuestro conocimiento de cristianos nos permite ocupar el lugar que nos pertenece dentro de nuestra iglesia, reconocernos hijos de Dios, hermanos de Cristo y miembro de una familia de creyentes que compartimos y vivimos enfocado y abrazados por las mismas leyes de amor. El amor divino nos une como hermanos a toda la familia de creyentes presente en la Iglesia y nos da un propósito y un lugar donde desarrollar nuestra misión y propósito.
“La Fraternidad real potencia la solidaridad”. Al estar plenamente unidos como iglesia somos capaces de solidarizarnos con los otros miembros del Cuerpo de Cristo y crear unidad y ayuda mutua. La filiación conlleva un compromiso fraterno; y el compromiso fraterno descansa en la filiación. Si somos Uno con Cristo y con El Padre llegaremos a ser Uno entre toda la iglesia de creyentes, que es el pleno querer de Dios. El de Ser “Uno para que el mundo crea”: (Juan 17: 21). De aquí la importancia de vivir plenamente en Cristo para así poder cumplir con Sus propósitos y alcanzar la plenitud de nuestra existencia y poder vivir plena comunión en la iglesia.
Un pleno y más profundo conocimiento de la iglesia nos lleva cada vez más a la profundización de nuestra esencia y realidad, y a amar a la Iglesia aún con Sus imperfecciones porque en ella encontramos al CREADOR y PADRE de nuestras vidas, nos lleva a un proceso real y autentico de entrega y compromiso, a abandonar nuestras imperfecciones a lanzarnos  a amar lo que Dios nos ha llamado  a amar, que es Su Iglesia , de aquí la importancia del compromiso de todos los creyentes con nuestra Iglesia Católica, y con cada uno de sus miembros y de aquellos que les toca estar jerarquízalas, ella es fruto del Espíritu Santo y de esa concepción nace nuestro aprecio, autentico compromiso como cristianos y muestras acciones de entrega y lealtad a un llamado sublime que Dios nos realiza a todos Sus hijos en este tercer milenio y a comprometernos con su Iglesia, unirnos, amarla, respetarla y velar por ella, para poder así cumplir con su rol de evangelizador en el mundo, lo cual es su principal objetivo. El conocimiento de Dios no nos  aleja del mundo, más bien nos lleva hacia él parea amarlo, y brindarle salvación y vida con la eficacia de la palabra de Dios.

Espiritualidad de:
San Francisco de Asís

“Bienaventurados los mansos porque ellos recibirán la tierra por heredad”
 (San Mateo 5:5)

Este santo nacido en el 1200 es uno de los más importantes y “revolucionarios” hombres de nuestra iglesia aún cuando su mensaje y doctrina fue caracterizada por una sencillez y mansedumbre extraordinarias.
Nació en la ciudad de Asís (Italia), sus padres fueron Pietro Di Bernardone, el cual era un rico comerciante y Pica de Provenza una mujer francés de buen gusto y de fe la cual influyó mucho en la vida de Francisco.
 Desde joven su padre quiso que fuera comerciante pero luego de una grave enfermedad de la cual salió a raíz de su participación en la guerra comenzó a ver las cosas de una manera diferente:
“Tenía la impresión de que antes nada había visto pero ahora lo veía todo: el sol, la luna, la tierra, los riachuelos, las flores, me hablaban, las sentía cercanas, las amaba y me conmovían. Todo me parecía nuevo y la luz que entraba en mis ojos se transformaba en gozo dentro de mi corazón, surgió entonces en mí la necesidad de decir: Gracias” (del libro “Yo, Francisco”, de Carlo Carretto, 1980)
San Francisco fue llamado por Dios a descubrir el secreto de Su Amor oculto en la belleza de Su creación, en la sencillez y  la pobreza.
Fueron los pobres presentes en los lugares marginados de Italia los que ayudaron a que Francisco reflexionaran y abriera su corazón y su vida a una nueva verdad, oculta hasta entonces a sus ojos por su vivencia burgués y refinada y oculta en ese entonces a los ojos de la Iglesia Católica que se hallaba enmarañada en un mascara de riqueza y presunción.
San Francisco en su sencillez reformó el concepto que vivía la Iglesia y manifestó el mensaje divino de Amor por lo sencillo, lo puro y por los pobres de Espíritu desechados en aquel tiempo por la Iglesia.
Su Amor por la Creación divina lo llevó a ver a Dios presente en cada uno de los entes de Su creación llegando a considerar hermanos todos aquellos que habían sido creados por Dios: El Sol La Luna, Los Animales, Las Plantas, y cada uno de los seres humanos.  Fue declarado así el Hermano Universal.
 Su Humildad y sencillez al presentarse ante la Alta Curia Romana causaron gran asombro, revuelo y renovación en la Iglesia por lo que nunca causó ningún tipo de separación o ruptura dentro de la Iglesia sino que la ayudó a renovarse y fortalecerse en los frutos divinos del espíritu Santo.
El es vivo ejemplo de un mensaje de Amor y docilidad, de fidelidad y de lealtad a Dios y a la Iglesia que manifestado con la fuerza del Espíritu Santo logró renovar la iglesia entera.


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